Como resumen de mis últimos 14 meses como peón negro y que acaban de resellarse en la asamblea del pasado sábado día 30 de junio, os paso a relatar los puntos que definen lo que es para mí un peón negro y no son simples frases bonitas como alguno podría pensar: Un peón negro es una víctima más del terrorismo porque no es que pudiera ir en esos trenes como los cientos que iban, sino que realmente iba en esos trenes.
Un peón negro ama la libertad y consciente y responsablemente actúa. No se queda en el sofá insultando a los políticos que salen en la tele. El dolor le lleva al amor y a la libertad y por los demás a hacer cosas concretas para liberar a todos del miedo: para que no haya más 11M.
Un peón negro, cuando se responsabiliza de que va a hacer algo lo hace voluntariamente, responsablemente y sin rendir pleitesías a ningún jefe. Un peón negro cuando quiere hacer algo, lo hace: sólo o acompañado, bien o regular, en guerra de guerrillas,… pero lo hace. En Coslada, en el Campo de Gibraltar, en Murcia o en Venezuela.
La soberanía de un peón negro sigue en su persona. Es una persona de palabra y a lo que se compromete, lo hace.
Un peón negro no es un título que alguien te da por escribir en un blog, en un foro privado o público. Un peón negro hace mucho o poco pero hace todo lo que puede. Nadie sabrá su nombre, ni le importa. José María es portero en la calle Velázquez y ha explicado como mejor puede lo que es despertar las conciencias de sus compañeros porteros y sus señores vecinos del barrio de Salamanca. Y nunca nadie se lo reconocerá. Buscará ayuda y nuevos peones entre las personas que conoce o se abrirá en abanico para llegar a más y a otros lugares. Un peón negro no depende de si se habla de los peones, en la COPE, en LD o en El Mundo. Sus convicciones no dependen de que estén de moda en algunos ambientes periodísticos.
Un peón negro tiene muchas más preocupaciones: por su país, su constitución, su ley electoral,… pero todo eso no es lo que le lleva a ser peón negro ni a imponer su opinión a los demás peones negros.
El peón negro sabe que el movimiento ciudadano es tanto de él como de todos los demás peones negros y no se irroga funciones que son de todos. El movimiento no se puede comprar ni registrar a título personal
Un peón negro aunque enferme hace lo que
esté en su mano. Si hay que buscar un
local para reunirse, lo busca como puede y
no se queda parado como si sólo pudiera
ser una lectora de lo que escriban los
demás. Nunca sabrá la gente lo que ha
hecho y lo que le ha costado hacerlo.
Un peón negro nunca reprocha a los demás nada ni habla mal de ellos aunque le hayan maltratado o difamado y agradecerá siempre a los que ahora no hacen nada o casi nada porque en su momento hicieron (y a veces mucho sin que nadie lo supiera). Acogerá siempre a los que quieran volver con una sonrisa como se merecen sus mercedes. Su obrar no depende de lo que piensen de él o le manden: el es responsable y soberano. Él sigue, “Caiga quien caiga”. GRACIAS A TODOS,
Gracias Mariajosé, Mosé
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