El conflicto surge cuando Luis del Pino, tomándose atribuciones que no pueden en buena lógica corresponderle, pretende erigirse como líder indiscutible del movimiento cívico y decide que los Peones Negros deben desmovilizarse, renunciar a su concentración “11 de cada mes”, desmontar las estructuras existentes y volver a Internet para poder crear en el futuro otra estructura diferente, ya decidirá él cómo. Pero del Pino había dejado ya claras sus intenciones a destacados miembros de los Peones, afirmando que “no deseaba tener una estructura que no pudiese dominar ya que cualquier decisión de la organización repercutiría sobre su imagen”.
El movimiento cívico y libre de Peones Negros considera que la decisión de desmovilizarse la tendrían que tomar, en todo caso, sus asociados, solo después de escuchar y discutir razones de peso que en ningún momento se han aportado.
Y ello porque este movimiento cívico es propiedad de todos los ciudadanos, sin que pueda ser patrimonio de ninguna persona, partido, familia o grupo de presión.. Los asociados a Peones Negros no son miembros de una secta que sigan ciegamente las órdenes e instrucciones de un gurú, sino ciudadanos libres, con capacidad crítica y conscientes de sus derechos.
Rechazan también las amenazas recibidas en el caso de no disolverse e informa a la opinión pública de que Luis del Pino, aún siendo una persona completamente respetada dentro de la plataforma, ni habla ni puede hablar, de ningún modo, en nombre de los Peones Negros.